¿Qué tipo de restauración es más eficaz para recuperar la biodiversidad de los humedales altoandinos? Un nuevo estudio liderado por el investigador Christian Villamarín de la Universidad de Las Américas (UDLA) responde a esta pregunta desde el humedal Pugllohuma, una reserva hídrica clave para Quito. El trabajo, recientemente publicado en la revista Aquatic Sciences (Q2), revela cómo los enfoques de restauración activa y pasiva influyen en la estructura de las comunidades acuáticas.
Un ecosistema en recuperación
Los humedales de páramo, ubicados por encima de los 4000 m s.n.m., han sido históricamente afectados por actividades humanas como la ganadería. En el caso de Pugllohuma, tras más de 100 años de uso intensivo, se implementaron dos estrategias: restauración pasiva (sin intervención humana) y activa (con estructuras como diques de madera). La investigación comparó ambas metodologías en función de su efecto sobre la diversidad y composición de invertebrados acuáticos.
Hallazgos clave: no solo cuenta la cantidad, sino la estructura
Aunque no se encontraron diferencias significativas en la diversidad alfa (número de especies), sí hubo diferencias notables en la diversidad beta, es decir, en la composición de especies entre sitios. En restauración pasiva, predominó la rotación de especies (turnover), mientras que en restauración activa hubo mayor variación en abundancia. Las variables ambientales como el pH, temperatura y conectividad del humedal explicaron buena parte de estos patrones.
Implicaciones para la conservación y gestión de humedales
El estudio resalta la necesidad de evaluar no solo la cantidad de especies, sino también la estructura y composición de las comunidades al medir la efectividad de la restauración ecológica. Además, sugiere que la combinación de estrategias activas y pasivas puede crear paisajes más heterogéneos y funcionales, favoreciendo una mayor resiliencia ecosistémica.
Ciencia con participación estudiantil y colaboración interinstitucional
La investigación contó con la participación de Thais Carvajal, estudiante de la Maestría en Biología de la Conservación y Ecología de la UDLA, y con el respaldo técnico de FONAG. Esto refuerza el compromiso institucional con la formación investigativa, la conservación ambiental y la generación de conocimiento con impacto social y territorial.🔗 Lee más: https://rdcu.be/ewAD9