Nota de El Expreso
Ecuador se encuentra en una encrucijada energética que podría cambiar su rol como exportador neto de petróleo en los próximos años, advierten expertos. Las recientes cifras indican que las importaciones de combustibles casi igualan a las exportaciones de crudo, y se espera que esta tendencia se profundice, según Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de Las Américas (UDLA).
Mosquera destacó que varios factores están impulsando esta transición. “Esperaríamos una caída de la producción hacia 2025, y si a eso le sumamos el aumento de la importación de derivados por el cierre de la Refinería de Esmeraldas y el aumento de la demanda de diésel para plantas eléctricas, todo esto confirma que Ecuador tiene sus días contados como exportador neto de crudo”, afirmó.
El país ha enfrentado varios desafíos, incluyendo la consulta popular de agosto de 2023, que ordenó el desmonte gradual del Bloque 43-ITT, y la creciente crisis energética que ha obligado al uso de generadores a diésel. Estas circunstancias están acelerando el declive de la producción petrolera, mientras que la demanda de combustibles sigue en aumento.
José Orellana Giler, socio de la firma de estrategia y finanzas corporativas Ahead Partners, coincidió en que Ecuador está en una situación delicada. Según Orellana, “el tema no es si va a suceder, sino cuándo va a suceder” el cambio de Ecuador hacia ser un importador neto de hidrocarburos.
Con el cierre del ITT proyectado para los próximos cinco años y una crisis energética que podría extenderse hasta 2029, Ecuador enfrenta el reto de mantener su suministro energético. El Gobierno ha lanzado un plan de inversión de 41.500 millones de dólares para atraer capital privado y compensar el impacto del cierre del ITT, aunque los analistas prevén que las decisiones de inversión quedarán en suspenso hasta después de las elecciones de 2025.